Casi a todos nos ha tocado en algún momento, sentirnos con el corazón ROTO.
¿Cómo podemos sobre pasar este devastador trauma y seguir el camino?
Al fin hay un poderoso proceso sistemático para remover el dolor del corazón roto y ganar riqueza emocional. Aprenda a parar celos y pensamientos obsesivos, siéntase calmado y re-establezca el equilibrio emocional. Elimine hábitos psicológicos destructivos, desarrolle su inteligencia emocional, logre observar la ex relación con su ex desde otro punto de vista, encuentre porque su relación no funciono, gane nuevamente seguridad un UD mismo y deje las puertas abiertas para un nuevo amor.
El apego afectivo:
La adicción afectiva enferma, incapacita, elimina criterios, degrada, deprime, genera estrés, asusta, cansa, desgasta, y acaba con todo residuo de humanidad posible, ya que la persona dependiente desarrolla patrones obsesivos de comportamientos, se vuelve un ser temeroso, celoso, inseguro y hace lo que sea para mantener a la persona a su lado, así sea aguantando humillación y sufrimiento en silencio, todo por no perder a la persona “amada”. Estudios realizados por el psicólogo Walter Riso han determinado que el pensamiento central de la persona apegada afectivamente y con baja tolerancia al sufrimiento se expresa así:
“No soy capaz de renunciar al placer, bienestar y seguridad que me brinda la persona que amo y no soporto su ausencia. No tengo tolerancia al dolor. No me importa que tan dañina o poco recomendable sea la relación, no quiero sufrir su pérdida. Definitivamente soy débil. No estoy preparado para el dolor”.
La persona crea un esquema mental de permanencia, donde no tiene cabida la posibilidad de ruptura, según el psicólogo Walter Riso, el pensamiento central de la persona apegada y con ilusión de permanencia se expresa así:
“Es imposible que nos dejemos de querer. El amor es inalterable, eterno, inmutable e indestructible. Mi relación afectiva tiene una inercia propia y continuara para siempre, para toda la vida”.
La persona no apegada es capaz de controlar sus temores al abandono, no cree que deba destruir la propia identidad en nombre del amor. Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse de lo perjudicial y hacer las paces con la ternura..